Mínima antología poética
Por Yolany Martínez
Costumbre
Acostumbrarme
al triángulo invertido de tu espalda
al espacio obstruido por donde respiro
al abismo en que cae mi piel
en tus manos,
al techo vacío
a estar entre la tierra y tu cuerpo
a tus labios de humo.
Hoy, rasgo esa costumbre.
Hoy, yo llevo la bandera.

II
Este SOL que respiro
transpira por todo el cuerpo.
Se hace lava.
Desborda el volcán que por siglos
de los siglos era amén entre mis pechos.
Este SOL, de mi cuerpo poseído,
provoca la palabra
que se vuelve mandamiento escrito en PIEDRA.
LEGUA en lenguas de fuego.
Hace líquida la humanidad que llevo dentro,
esparce magma de norte a sur,
de mano a mano.
Este SOL engendra el milagro,
la savia
que riega el cuerpo entero;
la tinta
que en este papel
se hace llamarada.
XIII
Dentro de la CASA
llaves y objetos cobran vida. Los AFECTOS.
Yo afuera, en un reflejo del vidrio de la ventana.
Lágrimas de mi hija
robando un paso. Deteniendo el SiLeNcIo. Mis ojos
no se atreven a decirle la partida.
Los suyos incansables
me buscan.
Después de tantos rodeos a mí misma,
vacío lo que me
queda en sus
manos pequeñas. Las SELLO
con la estampa gastada de mis labios. Hoy no me he ido,
más bien, me he quedado para siempre.
Envuelta en el sereno de la noche
traspaso la puerta. Mi casa.
He abandonado este lugar por mucho tiempo
lo he dejado a la intemperie
a su suerte.
El regreso ha traído las memorias
y la miseria de envejecer en el mutismo.
Aparece la razón
tildada con el bronce de dioses
con la tremenda verdad existencial.
La nebulosa es a veces sinónimo de incertidumbre
otras
de espanto
de posible lluvia
de piedras acuchilladas por el filo del viento
de voces partidas a cañón.
La razón
vara de medir la podredumbre nimia del ser humano
reflejo de un rostro
que no se ve ni se toca.
Luego viene la poesía
que nace del bronce de la carne
de pequeñas conjeturas
civilizadas
a pura palabra.
Esta poesía
insiste en quedarse
en ser reflejo de la propia consciencia
ser grafía y voz.
No le importa
la necedad convencional del hombre
ni su ambición de ser infinito.
No lo enjuicia ni le da el mito de la falsa libertad.
No lo juzga en su ciega agonía literaria
ni tampoco
en la condición efímera de su grito.
Sin embargo se une a él
en una amalgama
divina y mortal
que se hace ficción
para darle entrada
a lo etéreo
envuelto en el sereno de la noche.
Todavía llueve. Los objetos en esta casa
también llueven. No sé dónde colocar
cada cosa. La cama, los libros,
los textos de la universidad; las llamadas perdidas.
Ha pasado mucho tiempo desde
que te fuiste.
Y quizás eso es lo que me mantiene aquí
Entre esta lluvia de objetos que no logra encontrar
un sitio
un espacio donde quepa cada línea, cada signo.
Ya he mudado de piel y
los caminos que me llevan a vos laten
en cada gota que golpea la tierra seca
como queriendo fusionarse con el polvo
y recobrar un cuerpo del lodo
hacerlo andar
y ponerlo a gritar mi nombre.
Sigue lloviendo
y he sido fiel a cada gota que cae,
dejando que golpee mi carne seca
Y me sorprende
el calor de cada una de ellas
ajustándose a mi frío
Su caída
ajustándose a la mía.
Todavía llueve. Los objetos en la casa
También llueven y vos
no estás aquí.

Yolany Martínez (Honduras) es autora de los libros de poesía Fermentado en mi piel (Pez Dulce, 2006), Este sol que respiro (Pez Dulce, 2011) y Espejos de arena (Letra Negra, 2013). Algunos de sus escritos aparecen en las compilaciones Garage 69 (2010) y Poesía Molotov (2011) editadas por Mónica Gameros. Sus textos también forman parte de la antología de poetas centroamericanos residentes en los Estados Unidos titulada The Wandering Song (Tia Chucha Press, 2012, 2020) y en Los trabajos del tiempo. 15 poetas hondureños contemporáneos (Uniediciones, 2019). Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano y francés. En el 2002 fue acreedora del Primer lugar en el “Concurso de cuento Arturo Martínez Galindo” promovido por la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. En el 2015 le fue otorgado el Primer lugar en el First Annual Poetry Night patrocinado por la asociación Kappa Gamma Epsilon del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Oklahoma y, en el 2019 Yolany Martínez recibió el Premio Nacional de Poesía Los Confines por el texto Lo que no cabe en las palabras. Sus poemas han sido publicados en revistas digitales literarias internacionales y ha participado en diferentes festivales internacionales de poesía. Es egresada de la Carrera de Inglés por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en las áreas de Literatura y Lingüística por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. En el campo docente, Yolany Martínez se ha desempeñado como catedrática de lenguas en diferentes universidades de Honduras y Estados Unidos. Culminó sus estudios de Maestría y Doctorado en Literatura lengua y cultura Hispánica, en la Universidad de Oklahoma, EE.UU. Se desempeña como docente en Florida State University y hace presentaciones de ensayos de crítica literaria, así como lecturas de poesía, en diferentes espacios artísticos y académicos dentro y fuera de los EE.UU.