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El tiempo y la belleza en las fotografías de Mario Ramos

Si hay algo que la fotografía consigue mejor que ninguna otra forma de arte es fijar la atención sobre lo que comúnmente pasa desapercibido por la velocidad en que transcurren nuestras vidas. Nos hace frenar en seco. Pues la epidemia que ensombrece al mundo posmoderno, y que no hemos sabido combatir y parece ir en aumento en este aceleradísimo siglo XXI, el siglo de la fugacidad y la prisa, es la ceguera y la falta de oído. No vemos y tampoco escuchamos, porque ver y escuchar equivalen a sufrir.

No así para Mario Ramos, autor del libro de fotografías Framing Time (Enmarcando el tiempo) publicado en 2012 por Casasola Editores. En treinta y seis fotografías tomadas en Nueva York, Nueva Orleans, Alabama, Florida, Washington, DC y Honduras, Mario nos hace posar la mirada en objetos a los cuales pocas veces le prestamos atención: puertas y ventanas en los que el paso del tiempo, el deterioro y la belleza resaltan y cobran vida propia como susurrándonos que no son seres inánimes.

El lente de Mario Ramos parece decirnos que hay que desacelerar el diario vivir, bajar la guardia ante la insoslayable prisa que nos impone el mundo contemporáneo y ver la belleza en estos objetos tan ignorados y a la vez omnipresentes. Pues son las puertas, al fin y al cabo, la diferencia entre lo público y lo privado. De estar abiertas, nos adentran a un universo de posibilidades. Si están cerradas, nos ofrecen la duda. Y también las ventanas, que van más allá de ser el marco por el que se cuela un trozo de luz y a través el cual el ser humano ha visto el correr de los siglos, observando un mínimo pedazo del mundo recostado en su alféizar.

Una vieja casa agobiada por la herrumbre en la cual se lee el número 1527 y una bañera que sirve de contenedor a varios helechos y cuyo púrpura resalta en medio de la pátina; una puerta colonial escondida detrás de unas rejas de fierro forjado y otra engastada en una pared carcomida por el moho y el salitre, son apenas tres ejemplos entre los treinta y seis en que Mario Ramos reitera, como si fuera su intención dibujar una mandala, que la belleza existe y se renueva constantemente con el transcurso del tiempo. No todo muere o se profana con el paso de los días, los años y los siglos. La belleza, lejos de menguar o extinguirse ante el trágico destino de las cosas, parece surgir con fuerza en medio de las dificultades y quizás sea esto lo que estas fotografías nos tratan de decir.

 

Como los griegos, los romanos  quisieron compararse con los dioses y por eso dijeron que el acto artístico equivalía a crear (creare en latín), que significa engendrar, tener hijos, dar vida. Las fotografías de Mario Ramos exaltan la belleza en medio de la descomposición y así construyen para nuestros ojos una luz indispensable, pues sin ella sólo podrían verse en estas muestras lo orinecido y oxidado como reiteraciones de la muerte. Al contrario, sus fotografías afirman que la belleza no sucumbe y que renueva sus fuerzas ante las circunstancias más desfavorables. Así, las treinta y seis tomas de Framing Time no son sólo una gran metáfora de los espacios privados, sino una defensa de la belleza, la estética y la vida.

Eternizar el tiempo y fijarlo para siempre es un acto exclusivamente humano. Ese tiempo sujeto, marcado, es para el filósofo francés Henri Bergson (1859 – 1841) un mecanismo de defensa, ya que nuestro cerebro necesita fragmentar en unidades manejables la realidad que los sentidos le proveen. El tiempo dividido es una estrategia de sobrevivencia, pues el «verdadero» tiempo es un continuo fluir que de no fragmentarse produciría caos y desorden en nuestras vidas. Por lo tanto, las fotografías que Mario Ramos nos ofrece en Framing Time fijan para nosotros ese instante y todo aquello que sin el ojo de su cámara no hubiéramos visto y se habría perdido para siempre.

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Mario Ramos (Tegucigalpa, Honduras, 1977). Fotógrafo, productor de televisión y cineasta ganador del premio Emmy en 2016 y 2017. Es autor del libro de fotografías Framing Time (2012). Sus imágenes han ilustrado las portadas de libros como El vampiro, de Froylán Turcios, Flame in the Air, de Vidaluz Meneses y El evangelio del amor, de Enrique Gómez Carrillo, entre otros. Ha trabajado para El Tiempo Latino/The Washington Post y CBS Radio. Ganador del Premio José Martí (Golden Award) otorgado por la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas en Estados Unidos y de la medalla de bronce en la categoría de foto-periodismo/interés humano, otorgado por la Sociedad Fotográfica Americana. Productor y director del cortometraje Vuelve con nosotros (2016), y del documental Brigade (2017). Actualmente es director de producción para Univisión Washington, director de Cabezahueca Films, cofundador de Casasola Editores, columnista para la revista de opinión centroamericana (Casi) Literal y cofundador de ágrafos, revista de literatura, arte y política.

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