Breve selección
poética
Por Madeline Mendieta Sevilla

Tinta indeleble
A: Stephannye Paola Castro Mora, Sherling Blandón
“El mundo se divide en dos clases de personas: las que tienen tatuajes
y las que le temen a las que tienen tatuajes”. Autor desconocido.
Desde niña te rasgaste los vestidos
Para llenar con coraje un par de pantalones,
Tomaste el celular y le dijiste a un familiar, que ya regresabas
Desde la tarde de viernes, todos circulamos tu foto.
Desaparecidas.
Encontradas,
en un predio en Escazú y en el cerro Apante
La tinta indeleble en la piel, reconocieron tus parientes
Fue un crimen de odio
Odio a los vestidos
Odio al pelo corto
A los tatuajes
A soltar la alegría
pedir ser tratadas con respeto
las buscaron por todas partes
porque no tenían enemigos,
decidieron salir solas
nadie llamó para decir que las vieron
con la angustia de una ruin mano tapando su boca
sus gritos en el monte no fueron suficientes
para que una sociedad las escuchara
miles de kilómetros de distancia entre ellas
solo eran dos jóvenes siendo ellas mismas
cerraron sus ojos
porque la gente teme a mujeres con tatuajes
el pánico es tan grande que tuvieron que separar tu cuerpo
tirarlo por todos lados, así la culpa estaba fragmentada,
en puchitos de prejuicios esparcidos
el vestido ensangrentado que impusieron
no rasgó ningún recuerdo de la voz
que exige: ¡Ni una Menos!
pero siempre son más
las que se restan y suman largas listas de cadáveres
vos solo querías estudiar, practicar taekwondo
sonreír, platicar con amigos
soñar
pero la pesadilla empezó esa tarde de la cual jamás regresarás
no volverán.
la distancia se acortó entre ustedes y el odio las juntó
las noticias nos golpearon el rostro por la mañana
desaparecidas, encontradas
jamás olvidadas porque
“Incluso en el barro, las luciérnagas aún brillan”
Fobia
Tengo miedo
del golpe brusco de la culata
en mi pómulo derecho, de las marcas enrojecidas en mis muñecas
Me asquea, sentir que mis pies resbalan por la lama, mi costado reposando encima
de las cucarachas.
Tiemblo por la lista de crímenes que he cometido, perder inocencia.
Me ofusca, el aire confuso, la llaga abierta, el pulmón vomitando sangre.
Sospecho de mis grotescas palabras, que se escapan de mis labios apretados, el odio que resbala en mi garganta y envenena mis fibras
El terror de las pringas de sangre en mi ropa,
ese putrefacto hedor en mis venas.
Tengo pánico, que un día no sé cómo, ni cuando, despierte
reconocer que me he convertido
en uno de ellos.
Barrotes
A: IRLANDA, OLESIA, MARIA ADILIA, AMAYA, LUCÍA
A LOS QUE SON LUZ EN LA OSRUIDAD
Traigo
impregnado
el olor
a encierro ocre
del tumulto
a las páginas
manchadas
de reclusión
olvido
tengo
el fétido aroma
de impotencia
en mis manos
a la vacía
y desarmada presencia
de mi palabra
que no llena
ninguna vasija
rota de esperanza.
Cuestionamiento
¿Qué les diremos?
A los que nos cedieron un espacio y hacernos creer que fuimos incluidas, pero a cambio, nos piden no decir nada
A quiénes nos enseñan, con flácidos argumentos que la guerra es para hombres fuertes.
¿Qué les diremos?
A los que preguntan cómo hicimos para pagar las cuentas,
A quiénes nos escudriñan el currículo con mirada inquisidora.
¿Qué explicación les damos?
A los que demandan obediencia, mesura, cordura aun teniendo el agua hasta el cuello
¿A quién le soltamos nuestras cuitas de nuestros malabares más escabrosos?
¿Cuándo cesarán las preguntas?
De los que interrogan sin escuchar
De los que imponen
Con impunidad
¿Cuándo seremos escuchadas?
Si desde que empezamos a hablar
Nos amordazan.
Cómo te llamas
Olvidé mi nombre
Llevó no sé cuánto tiempo
Sin recordarlo
Quizá era el nombre de mi abuela materna
¿O el del tío borrachín y sin gracia, el de la pizpireta hermana de mi padre?
Sé que algunos padres bautizan a sus hijos con nombres de artistas
Ben Afleck
CelinDion
Penélope
Conocí a uno que nombraron Michael Jordan, y jamás jugó baloncesto
A una joven que su cédula decía MaryCrisman
Cristian, nunca definió su identidad, por el día era hombre, por las noches una mujer en traje brillante
Hay una mujer que no puede pronunciar su nombre
Porque le mutilaron la lengua y escribió su nombre en el muslo
Carmela
Me sonó familiar
Pensé que mi nombre empezaría con R, con C de casa o P de Periódico
Me cuesta distinguir las letras y me esfuerzo por repetir las sílabas
La m con la a, ma, mamá
La p con la a, pa, papá
Papá me decía un diminutivo
¿Panchito o Monchito?
Nací un primero, del segundo del año
En medio de una guerra
Eso decía la radio.
Después, vinieron otros
Golpes en la puerta
En mi casa
En mi carne.
Mi madre gritaba mi nombre y lo alargó por toda la calle
Por todo el barrio, en la ciudad, en el país.
Y luego,
Mi nombre apareció en carteles, en terminales de buses y en cada pantalla de los celulares, cada habitante portó mi rostro y hubo quienes me reportaron en las instituciones
Policiales
Judiciales
Medicas
Forenses
Las especulaciones en mi nombre, fueron todas en vano
-se cambió de sexo en España
-se prostituye en ciudad Juárez
-se casó con un Chele
-trabaja en un tabledance
-es indigente en una calle en Los Angeles
-la encerraron en un centro de rehabilitación de drogas
Nadie supo de mi paradero
Así han pasado casi cinco o diez años
sigo aquí sepultada en el olvido
sin recordar mi nombre.

Madeline Mendieta Sevilla. Nació en Managua, Nicaragua. Licenciada en Literatura. Es también poeta. Ha publicado dos libros de poesía, Inocente lengua y Pétalos de sal. Ha sido publicada en suplementos y revistas literarias nacionales e internacionales traducida al inglés, alemán, portugués y francés.