Afuera los pájaros cantan
Por Macuto
Las revoluciones de hoy
No hay armas en nuestras manos
no hay tiros
no hay balas.
Las heridas de mis abuelos
las que heredaron mis padres
y a su vez ellos me heredaron,
han florecido.
Ya no se apunta al hermano
que piensa distinto
ya no vamos a la montaña
a morir.
Hoy bailamos en las manifestaciones
cantamos, lloramos, leemos
nos compartimos el agua.
Hemos enterrado las balas
y hacemos revolución con las flores.
Los buses no vienen vacíos
A las caravanas de migrantes del mundo.
Los buses no vienen vacíos
como antes,
ahora duele
ahora late diferente el camino.
Ahora los buses vienen
repletos de gente
que viaja en silencio,
cargando consigo
el dolor, la nostalgia,
el amor, la navidad.
Van sonrientes a la frontera
en busca de los coyotes
que les alquilan cuartos
para pasar la noche
acribillados de zancudos.
Viajan con sus mochilas
llenas de angustia
¿Quién sabe por qué se van?
¿Adónde van?
con cuantas caravanas se han ido
cuantas veces han cruzado
la frontera,
ahora que hay fronteras
y nos dividen los pasaportes,
quien sabe en cuantas fórmulas
de los modelos económicos
están incluidos,
quien sabe en cuantas
cantinas cercanas a la frontera
en cuantos burdeles
en cuantas cárceles clandestinas
dejaron sus sueños
en cuantos desiertos.
Hay quienes nunca salieron
y yacen enterrados en fosas comunes
hay quienes cargan droga
en sus cuerpos
y caminan con la mirada esquiva.
Son ellos
los que no tienen tierra para sembrar,
los que no logran engrosar el número de obreros
explotados en las empresas de sus países,
los padres, hijas, nietos, abuelas
los que van rumbo a ser explotadas.
Son los condenados a la pobreza
paridos en la pobreza
expulsados por ser pobres
exiliados por ser pobres
aborto de las religiones
y las constituciones de sus países,
los que blasfeman el hambre
los que huyen de la guerra
y encuentran guerra
por ser extranjeros…
Pienso en cuantas personas
he despedido con un saludo
pienso en si volvieron
si vuelven
en si un día
me iré como ellos.
Cava la mina el minero
A los mineros de Río San Juan que
murieron
y seguirán muriendo mientras
guardemos silencio.
¿Cuántas vidas vale un gramo de oro?
Cava la mina el minero
como quien cava su propia tumba,
más no sabe que construye
el cementerio
donde morirán sus hijos y nietos.
Cava la mina el minero
buscando desenterrar su pobreza,
pero solo encuentra muerte
y desesperanzas salpicadas de lodo rojo.
Cava la mina el minero
y la mina tiembla,
como tiembla el control
del videojuego del hijo del patrón;
cava la mina el minero
y la mina tiembla,
como tiembla la camioneta cuatro por cuatro
del patrón;
cava la mina el minero
y la mina tiembla,
como tiemblan las pantorrillas de la patrona
cuando camina con sus tacones de seiscientos dólares.
Cava la mina el minero
sin saber que no regresará a la casa en la noche
pues no sabe que está cavando
su propio entierro…
y la mina dejó de temblar.
I
Esa sensación de vértigo
de estar al borde
de un profundo acantilado,
es besarte.
Una montaña rusa
que sube y baja
y se desprende,
un sol en la mañana
tibio, acogedor
una brisa suave y tupida
como las de Upala,
eso es besarte.
Newstalgia
Cámaras de alta resolución
con filtro de mala resolución,
cables
instrumentos analógicos
reconfigurados
para la época digital.
La nostalgia por el ayer
hoy hecha mercado.
Volvimos a vivir
en los noventas
aunque no todos
lo puedan pagar.
Con
esta suerte de negarnos
volvemos al pasado
pero sin querer quedarnos
siempre con un pie en el hoy
pero sin querer vivirlo.
Regresar
tiene un precio
que solo pueden pagar
las estrellas de la música
que no será recordada,
las estrellas de las pasarelas
y los influencers
que hoy, desde las redes sociales
nos ordenan consumir lo que ellos quieren
que consumamos.
Somos un rebaño
que deambula
en el desierto,
vamos y venimos
como las olas
(como lo dicen las canciones cursis)
pero en un mar agitado,
donde se quiere vivir
esa vida de agringada indiferencia
que nos muestran
en los videos
con los anglicismos
que nos mutilan
el habla.
Ahora entiendo cuando
mi profesor decía
que el capitalismo
busca homogenizar
la cultura para vender
lo mismo
en todos lados.
Pero no todo está perdido,
ya no nos dan vergüenza
las tiendas de ropa usada
ni los pulgueros
que nos venden artículos
viejos para decorar nuestros
cuartos, nuestras salas, nuestros patios;
hoy el candado de nuestros closets
no está enllavado
y nos encontramos en la paradójica
búsqueda del valor
para salir de ellos.
Optamos por las cosas más baratas
y las presumimos,
aunque nuestros piercings
valgan más que la ropa
que llevamos puesta.
Y me pregunto
cual será el costo
de esa nostalgia,
una nostalgia
que nuestros ancestros no vivieron,
una nostalgia que no nos pertenece
y cuyo precio
silencia las memorias
de nuestros orígenes.
Cual será el costo
de negar la sangre
que nos recorre,
cual será el costo
de negar esos recuerdos
que nos trajeron al presente,
¿cuál será el costo?
Cual será el costo.
Macuto, 29 años. Originario de San Carlos, Río San Juan, Nicaragua. Es economista de profesión y escritor de vocación. Busca combinar la investigación social con el arte, enfocado en la construcción de espacios para la creación de memorias colectivas. “Apuesto a vernos hacia adentro, primero, para luego cambiar el mundo porque no cambia el mundo si no cambio primero yo” menciona.Recientemente publicó un EP titulado “Aguacero” que contiene 6 poemas leídos de su viva voz, donde aborda el contexto político, social y económico que vive Nicaragua desde 2018. Su poesía es social y de denuncia. En sus poemas busca describir las realidades que se viven en Latinoamérica; aspectos como la migración, la política, explotación sobre la tierra y los trabajadores, y exilio son temas constantes en su obra que se convierte en un instrumento de protesta frente a los retos a los que las diversas sociedades se enfrentan. Su primer contacto con el arte fue desde la música debido a que en su territorio de origen “había pocos libros”. Por ello sus influencias van desde Carlos Mejía Godoy, Violeta Parra y Juan Luis Guerra, hasta Benito Pérez Galdós y Pedro Lemebel. Sin embargo, todos estos artistas tienen algo en común, todos son recopiladores y contadores de historias, todos escudriñan en sus presentes y los muestran.