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La primera mujer

Por Eduardo Bähr

La más odiosa de las traiciones

es la del artista que se pasa

al bando de los ángeles.

 Huxley

 

 

(Esta es la primera relación, el primer discurso.

No había todavía ser humano, ni animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques; sólo la inmensidad existía, dentro de la gran inmensidad, contraída en  la más ínfima inmensidad, hasta ese instante sin tiempo, espacio ni masa…

Y que vibraba, a punto de estallar.)

Pero ahora ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y de que aparezcan los que nos han de admirar con su belleza física, su fuerza, sus músculos, la textura brillante de su piel oscura, los hijos esclarecidos; que aparezcan el hombre y la mujer, la humanidad, sobre la superficie de la tierra.

 

Primero se formarán la tierra, las montañas y los valles, las alturas prístinas, las oquedades tenebrosas; se dividirán las corrientes de agua, los arroyos irán corriendo libremente hacia arriba, entre los cerros; y las magnas aguas quedarán separadas cuando surjan las altas montañas, luchando entre sí con estruendo de titanes.

 

Entonces haremos un país con hombres de maíz quemado. Haremos a los hombres con ayuda de Huracán: El corazón del cielo y de Kukulcán: La sierpe emplumada… Cuando quiera amanecer y el horizonte se tiña de rojo aparecerá el primero con su cabellera negra y su hermosa apariencia. Podrá tensar el arco y enviar la flecha hasta el monte lejano y siempre procurará su alimento con gallardía y valor. Igual será cuando deba enfrentar al enemigo que surja del cieno, de la tierra agrietada, del horizonte cercano a la noche. Y sobre las aristas en movimiento de las pirámides, a contraluz de los fuegos de los solsticios, bajará la segunda, y entre ambos preñarán a la tierra, y la harán florecer.

 

Moliendo luego las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas haremos nueve bebidas y de este alimento se proveerán la fuerza y el vigor del hombre… Y de la primera mujer:

 

De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas; de esa masa apareció la temblorosa parte interna de los muslos, que oculta el andar de las mujeres; de la masa surgió la geografía de su vientre, con el color de la hora del día que saluda la partida de la noche. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los hombres y mujeres que fueron creados por la explosión del primer universo.

 

De esta manera se perfeccionará la obra… En el país que estamos haciendo formaremos los pechos de la mujer; serán el estruendo y el rugir de la madre tierra y surgirán enhiestos hasta echar fuego por sus picos. Serán bendecidos por la punta esmeralda de la cola del quetzal y su brillo de leche será un regalo puesto por el dios propicio que precede al amanecer.

 

Del agua del mar, de su piel verde en la hora en que se hace hervir al sol, haremos el jade, y el jade será la materia de nuestro arte, el ejemplo de nuestra sofisticación y delicadeza espiritual. Haremos el vestuario que mueva su textura del modo como flota el humo del copal. Seremos recordados por nuestra manera exquisita de vestir, de traer espiritualidad a la ocasión en que surgen del tazón el suave olor y el humo blanco.

 

Haremos pirámides que atraerán el cielo hacia la tierra; y cuando se produzca el resplandor de los choques divinos, tomaremos la chispa que salta para frotarla sobre nuestra piel, sobre el pecho de la mujer, sobre sus muslos fuertes, y el brillo de la carne será eterno y sensual.

 

Crearemos la danza para deleite del corazón y con la danza y la música de los atabales el corazón será siempre nuestro escudo de sangre. Sólo la desnudez de la mujer podrá permanecer fija para la eternidad en nuestra mente y su incomparable belleza será lo único que romperá nuestro escudo y penetrará con placer y dolor en nuestro cuerpo partiendo nuestro corazón en mil pedazos sangrientos pero olorosos por la magia del amor. Mas cuando los pechos orondos de la mujer estén llenos de miel, será el momento en que ella se convertirá en nuestra madre y la madre de los hijos de otras madres, a las que ayudará a parir.

 

Con la música, la danza y la densidad de la noche en las yemas del alma, el diablillo de la lujuria siempre pasará volando, más que danzando, por nuestra mente, para recordarnos que tenemos una frutal obligación con la hembra y ella con nosotros y nosotros seremos suyos para siempre.

 

Pero en el tiempo de la guerra la piel del jaguar será nuestra vestimenta, sus ojos nocturnos nuestros ojos y sus agudos dientes serán el filo de nuestras armas. El corazón que damos de comer a la mujer con nuestro amor no será el mismo corazón del enemigo; a éste le rasgaremos el pecho, arrancaremos su corazón y lo comeremos aún palpitante, y con su sangre bajaremos las bendiciones de los dioses de la guerra. Pero con los aguerridos prisioneros haremos una justa de honor y, si en el juego de pelota somos nosotros los vencidos, entonces que sea suyo el corazón nuestro, y que lo devore justo después de que terminemos de llorar, mas no por cobardía, sino porque sabremos con dolor que ya no podremos darlo en ofrenda de amor a la mujer. (Sentados, bajo los arcos falsos, estarán inmutables los jueces y nunca asentirán ni negarán, pues sólo nuestra derrota será la culpable de nuestro sacrificio).

 

Ni siquiera en la muerte olvidaremos nuestra devoción por los animales de la naturaleza, por la serpiente, el tacuazín, la tortuga, el jaguar, el tepezcuintle, el quetzal y el torogós; y si ellos mueren entonces nuestra muerte no será la muerte del guerrero, sino la muerte profunda del olvido, porque habrán de haber sido destruidos la sabiduría, la belleza, el instinto y el conocimiento.

 

Después, otras razas esclavizarán los vestigios que dejaremos y nuestros descendientes entrarán en un sopor milenario y aparentarán que nos han olvidado. Dejarán que los dioses de los conquistadores los vuelvan sumisos y despreciables; rezarán a diosas de piel blanca, hechas con la harina del trigo y la conciencia blanca de la crueldad. No hablarán la nueva lengua con claridad, para que los dominadores crean que están perdidos en la locura y la idiotez.

 

Y pasarán los siglos y los siglos y los conquistadores se matarán entre sí por el excremento dorado que extrajeron de las entrañas de nuestras montañas; y cuando los volcanes terminen de rugir y la ceniza se congregue alrededor, surgiremos otra vez de sus pezones de fuego, y seremos de nuevo los guerreros altivos y las mujeres hermosas de piel de maíz quemado, de muslos lisos, fuertes y olorosos, como la bebida embriagante del maíz.

Eduardo Bähr (Tela, Atlántida. Honduras) 23 de Septiembre de 1940. ESTUDIOS: Lengua y Literatura y  Letras Hispánicas; universidades de Tegucigalpa, Honduras y Cincinnati (USA). DOCENTE: Universidades Nacional Autónoma, Pedagógica Nacional de Honduras y University of Cincinnati (USA); cátedras de Español, Literatura, Periodismo y Teatro. CONSULTORÍA: Realidad Nacional; Arte y Literatura; Derechos Ciudadanos; Comunicación, Corresponsabilidad Social y Ciudadanía Crítica. AUTORÍA: Narrativa, textos teatrales, textos para niñas y niños y cuadernos de Educación Popular. ACTUACIÓN: Teatro desde 1965. CINE: No hay tierra sin dueño; Utopía; No amanece igual para todos; Corazón abierto; La casa de la justicia; Santitos; Morazán, la película. DIRECIÓN: Teatro de la Escuela Superior del Profesorado. Teatro Universitario UNAH. Teatro Nacional de Honduras. Teatro de la Universidad de Cincinnati. CONSEJO de Dirección: Revistas. Alcaraván, Astrolabio, Galatea, Presente, Cambio: TRADUCCCIONES: Parcialmente: inglés, francés, alemán, polaco, sueco, tagalo, catalán. ORGANIZACIONES: Culturales y gremiales. Derechos Humanos. RECONOCIMIENTOS: Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, del Estado. Nacional de Literatura Martínez Galindo dela Escuela Superior del Profesorado (Universidad Pedagógica).  Nacional de Literatura Itzamná de Bellas Artes;  Nacional de Literatura José Trinidad Reyes, UNAH. Medalla de Oro Fundación Museo del Hombre. Nacional DANZALUX;  Mundial: Medalla Gabriela Mistral, Chile 1995, para cincuenta intelectuales y escritores en el mundo. CARGOS: Director Biblioteca Nacional de Honduras. Director Editorial Universidad Pedagógica Nacional. Presidente CPTRT. Vicepresidente Madre Tierra, Capítulo Honduras. Secretario General PEN-Honduras. Director del Libro y Documento, Sector Cultura. Gobierno de Honduras.

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