Antología poética
Por Jorge Campos

La ciudad desnuda
En esta ciudad sólo habitan grietas.
Aquí sólo queda el esqueleto de una guerra,
la hora indecisa de la tierra temblorosa,
un lago crecido que apesta a heces,
troncos desnudos sin copa,
la taquicardia de adictos a las balas.
Sólo quedan unos pocos
-cada vez menos-,
los que no se resignan al olvido,
los héroes de mármol con antorchas en sus camas.
Los edificios están vacíos.
Un niño apunta a transeúntes
dibujados en el pavimento
y grita con periódicos en el estómago:
¡La ciudad ha sido destruida!
(De “Ruinas del Árbol”, Editorial 400Elefantes. 2017)
Credo
Ella es el mundo que otros desgarramos
José Emilio Pacheco
Creo en la piedra que se lanza desde el espacio
para hacerse arena frente al mar.
Creo en la piedra antigua que la palabra usa para esculpirse universo,
y es llave que abre el sepulcro en la gran victoria sobre la muerte
se despedaza
y fracciona
como cráneos que se parten
al ocaso del pensamiento en el cosmos sacrosanto
la poesía es piedra que agrieta,
y vuelta pan del desierto
vislumbra desde el fondo de la propia existencia
provocando nueva luz de luz,
fuego inconsumible:
combustión de vida.
(De “Ruinas del Árbol”, Editorial 400Elefantes. 2017)
Palabra esculpida en cuerpo inhóspito
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte...
Leopoldo M. Panero
Hay alguien durmiendo en mi cama
y no soy yo ni mi noche.
Alguien más respirando el destierro,
asido de esta cama bañada en sexo sin saberse legítimo o farsa.
Queda sólo la cerradura de estos ojos enrojecidos
en esta cueva de libertaria marihuana.
Huele a mar
a arena
a olvido.
La palabra gotea sobre la piedra
y cansada detona mi verdad suicida;
saberme el otro que está en mi cama.
(De “Ruinas del Árbol”, Editorial 400Elefantes. 2017)
Derrumbe
Lo triste no es morir.
Es nuestra salvación,
la manera de conceder al destino el privilegio
de resolver lo que no hemos concluido.
Lo triste es quedarnos a punto,
con la miseria ensartada en las manos llenas de mierda,
con el ¡Dios mío! a medio grito,
con la herida de hambre medio abierta,
y la cabeza desnuda y sin techo,
fracturada por el último derrumbe.
Septiembre 2017
Dios detesta a los pobres
Dios detesta a los pobres.
No es casualidad que en la franja centro
no se viva el esplendor de un eclipse total de sol
o el apocalipsis de una hiper luna sangrienta,
cada vez que es una posibilidad Él ciñe nubes estáticas
que lo oculten a los ojos paupérrimos,
porque no tienen para pagar una de sus maravillas
que llene de esperanza a testas vacías,
seque manos sudadas
y limpie pies sucios.
No es casualidad que los pobres no tengan cuatro estaciones,
pero en compensación vivan una vida azarosa
entre terremotos, inundaciones y sequías;
quitárselo sería lanzarlos a la muerte sin duelo,
porque la aventura del hambre y el temor de vida
es la cosecha extraordinaria de estas tierras.
Su diestra ensalivada siempre barre
de izquierda a derecha justo en el centro
donde el juego es más ameno.
Detesta a los pobres por ordinarios,
porque son los que más lo adulan,
porque son los que más persisten,
porque son los que creen.
Septiembre 2015

Jorge Campos. Managua, Nicaragua, 1987. Economista, poeta y articulista. Autor del poemario Ruinas del Árbol (Managua: 400 Elefantes, 2017). Ha publicado en revistas electrónicas e impresas latinoamericanas como Círculo de Poesía (México), Carátula, El hilo Azul (Nicaragua), La Prensa Literaria (Nicaragua), 400 Elefantes (Nicaragua), Álastor (Nicaragua), Letralia (Venezuela), Pórtico21 (Costa Rica), La Estantería (México), Resonancias Literarias (Francia), Θράκα Περιοδικό Εκδόσεις (Grecia), Efory Atocha (Cuba). Director y editor de Vórtice (2012-2015). Seleccionado para aparecer en antología del IV Concurso de Microrrelatos Eróticos (Ediciones de Letras. España. 2016), en la V Antología de Relatos Eróticos (Ediciones Con Talento. España. 2016) y en “Tierra breve: Antología centroamericana de minificción” (INDOLE Editores. El Salvador. 2017). Actualmente escribe desde su blog personal www.manualdeldesasosiego.wordpress.com