POESÍA
Selección poética
Por Joaquín Alvarado
GRABADO EN PAPEL OPALINO
Cirio húmedo de tinta nocturna
el amor me persigue con sus tobillos hinchados
señales para un despertar bajo el agua
emisario entregando al sol lilas condolencias.
UN LUGAR INTIMO
Al silencio le respondo en silencio
no hay portales
alguien ha decidido ir hasta al fondo.
INQUISICIÓ N
salimos del silencio ilesos para hablar
la herida elemental desgarra
a espaldas del sol sus símbolos
trabajo las palabras de la inquisición
para el sortilegio
es mentira que nadie se siente herido
como ígneos anillos de fuego
mis palabras hacen el silencio
ADVERTENCIA DE LA NOCHE
Noche que no duele
noche donde ya es tarde.
EN EL LUGAR DONDE SER NOCHE YA NO ES UN DESEO
Me dice quien fue abandonado que detrás de todo umbral hay un sol poniente. Lila de
mí, déjate caer de mis manos, presénciate vida mía. Me dices que oyes canciones para
parecer menos humanos, me dices que has visto manos donde la soledad tu nombre
persigue tras la ciega pared de la realidad.
Ser como en sol, como en abrumador canto de sirenas, ser mientras las flores son flores
aún en mi poema. Debajo de la palabra como un mendigo en canclillas a mitad de la
calle me hago día y noche, noche y día, uno solo con la historia de mi vida.
Pero aquí hay que romper todo lo que fue la música, su sonoridad no basta para
complacer a mi tumba, aquí hemos venido a sufrir como alguien que yace dormido ante
una casa repleta de retratos, y duerme sin importar que las horas sombras son, hubo un
quehacer primitivo, antes que fuera necesario cerrar los ojos para entrar a la muerte,
hubo un designio, un mandamiento que sobrepasaba a la presencia que era, tuve antes
que exorcizarme con cada metáfora que alcanzase en una gota de lluvia
desprendiéndose de una estatua, tuve que funerarme no como lo que fui, sino como lo
que éramos después del salto hacia el silencio de la palabra musical.
Tuvimos que hacer de los párpados oraciones para no temer, un espacio que no rebele
detrás de mis pupilas la escritura verdadera donde guarecemos la noche y los demás que
no fueron yo, pero fueron de una gris manera más que yo.
Tenía miedo de verme en los espejos
Kafka lo supo desde un principio, nadie es el mismo en un mismo espejo, por eso toda
escritura debe adquirir transparencia en las imágenes de sus propios fantasmas.
Quizás yo nazco en el lenguaje de algo que no termina de caer, y déjate poseer me dice
el que seré, pero el que seré no existe todavía, y las señales de humo nunca fueron el
puente entre el decir y el ser. Déjate mentir de cenicientas mentiras que en los poemas
nunca existieron un ayer.
Tú has creído en lo que has visto, en lo que te han dicho, te has visto a ti, y que mayor
mentira que un espejo oculto en el bosque donde los animales sufren tus consecuencias
del incendio de cada noche, arde tu flor predilecta, de pequeños nadie pregunta por su
infancia, ni por la esperanza. Tú sonreías, y las cuchillas caían, tú sonreías y la lluvia era
más que agua, más que una palabra, una ausencia, un arma.
Te has abandonado a ti mismo como un animal sin su manada, ábrete los ojos en un
secreto que mañana se olvida. Se sabe de la muerte me dice la infancia, me dice sueño y
apunta mi frente decorada con flores nacaradas, he dicho que un amor puede ser un sol,
que ayer es un museo de seres extraños.
Quien ha vigilado su semblante debajo de la raíz comió el tallo, y se llevo las hojas al
filo de sus labios, confundió la forma de uniones con el alba después de la noche,
confundió el rostro revelado con la historia del hombre que se cortó una oreja como una
ofrenda y fue rechazado.
La muerte no sabe de la muerte, yo no sé de la muerte más que el color de una ausencia.
Entre el deseo y su palabra hay un árbol para ahorcarse. Pero antes cuídate de la
errancia que te persigue, cuídate de ti, del ti que fuiste, lila mía, cuídame de mí.
Joaquín Alvarado (Nicaragua, 2001). Estudiante de Psicología, ha sido publicado en Círculo de Poesía (Mx), Revista Innombrable (Mx), y otras revistas Latinoamericanas.