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Mínima antología poética

Por Hugo de Mendoza

Beach at Sunset

NAVEGACIÓN ESBELTA

O

INSTANTE NATATORIO

 

 

     Olea tu falda

Descubre tus muslos con la piel del sauce.

 

     Mis pensamientos hierven a tu boca

Tus uñas comienzan a caligrafiar mi espalda

Tatuando ríos con signo de lujuria.

 

Vayamos por la ruta marina

Dejemos que un astrolabio

Nos lleve al vientre del azur.

 

Y SUMERGIR

Sumergir la danza a tu voz de Eva

Sumergirme Adán al rubor del fruto

   SUMERGIR

En la insistencia del agua   Navegar.

 

Extendámonos al Atlántico

   Al tacto   A besos

Extendamos ya las redes

Al idilio de los novios:

 

Desabotonas prendas de llovizna

El rocío nos cubre hasta los rizos

En nosotros la deriva se contiene:

 

Sus olas sobre mi pecho reflejadas

De brisa sus cabellos

Replegados a mi oído.

 

Bajo la tempestad

Nudos movimientos se forjan en el agua.

 

Explotan ciclones de amatorio

   De nado paralelo

De nado recorriendo maremotos.

 

Soy acuático en tu acuática figura

Profundo en gesto de tu gesto

Elíxir en elíxir de tu espuma

    Inmersión

QUÉ DE LA INMERSIÓN

QUE EN ESGRIMA LUCHA ENTRE TUS PIERNAS.

 

Emerjamos

Seamos distintos al grito de ballena

   Distintos al color   Al contemplar

De toda la vegetación marina.

 

Con privilegio

Me intuyo en tus labios de sirena

Me arrastro Ulises a playa de tu vientre

   Al febril que tu boca sólo funde

Balbuceante con la tibieza de un licor.

 

Con el estoque del acero

Escribo leyéndote desnuda:

 

Esbelto navegar

Instante natatorio

Donde la fuerza del Atlántico

Es mínima al saberte mujer en agua

Acuática más inmensa que la mar.

 

 

 

 

EQUILIBRIO

 

 

 

Mar

Mar martirio   Sortilegio   Mar

Apenas este espejo dista de ser

   Mi nadar en tus retinas.

 

Tu delirante magia

NO PODRÍA ESTRANGULARME ENTRE TUS CÓRNEAS.

AH   La orilla de tu risa

Da refugio a las sales de mis manos.

 

No cierres tus ojos   SUEÑA

   Por favor   SUEÑA

Estoy despierto

Aún estoy a bordo

Y oriento mi deseo para ti:

 

Me equivoqué

No puedo escribirte un poema nuevo

No sé si pueda.

 

Prefiero nutrirme de tu mirar

   Apagar mi sed

Escribir silencio ……………………………………………………………………………………………..…..EQUILIBRARME

……………………………………………………..Que la muda línea sirva………………………………………………………

………………………………………………………………………………………..…..Para balancearme en tus pestañas

   Libar tu iris

  Y que no sople el viento

Que no haya brisa

   QUE NO HAYA

Un ciclón que me arranque de tus ojos.

 

 

 

Qué horno acecha nuestros huesos

 

 

   Quién se arde. Qué horno acecha nuestros huesos.

 

   Un recipiente con vino bastaría para extinguir cualquier fogata. Pero mientras esta sustancia en la cena no aparezca, rodarán sombreros por donde podrá saltar cualquier dios. Quizá, alguno, después de tanta quemadura, nos permita atravesar el humo.

 

 

 

Cocinero e insecto

(Diálogo último)

 

 

   Un extractor, tenedores, la cocina sucia y toda la mugre de un país en diez cucharadas de azúcar. Aún puedo percibir mi ceguera colapsada en la frontera. Tanto tiempo hemos estado juntos; desde la lumbre de la estufa hasta el rincón del desperdicio, que esta plancha de operación culinaria enloquece por tanta mirada nuestra.

 

   Dirás:   

 

            “Es mejor extinguirte, al menos en este lugar”.

 

   Hay un estropajo en el fregadero, el jabón es arena para sepultar mi patria. Tengo motivo para escobillarme, para poner a secar mi cabeza sobre un plato y recibir un hilo de miel que permita purificarme de todo el odio del mundo. Así, los comedores compulsivos no tendrán repugnancia por masticar mis pastas, mi barriga encinta, mi cuerpo inflamado y crujiente, empapado de moras y saborizante de cereza.

 

   Y dirán:

 

¡Qué bello espécimen en la ensalada!

 

Más aun, cuando mi rostro comience a desfigurarse entre sus muelas.

 

 

 

¿Habrá un espejismo para ocultarme del boxeo?

 

El hombre que está en tiniebla,

 no podía ser alumbrado sino por otra tiniebla.

San Juan de la Cruz

 

 

   Los jueces han tomado lugar en todos mis años para calificar mi sobrevivencia.

 

   Round 1: los entrenadores no perciben la armonía de mi pecho. El guante viaja por el Valle de México hacia mi nuca. (Golpe prohibido). Me levanto de la lona de atropellados, por la escuadra de un masón. Los flashes son una constelación en mi ceja abierta. Cubro mi costilla de una ópera de guantes. Un poco de sangre no es suficiente para detener mi convulsión.

 

   Round 2: el desorden en mi juventud permanece en mis golpes a nadie. Acordarme del odio es caer en la costumbre de estar arrepentido. De nada sirvió el ejercicio con mi sombra en el gimnasio de la ética, debo golpear en el costal de la existencia. A fosgenos sabe la bota de mi oponente.

 

   Round 3: (el médico presupuestó la cirugía de mi pómulo). Fue necesario salir de nuevo al enfrentamiento, mi bata verde ya fue anotada en el inventario de la misericordia y en el sumario de la deuda externa. Acepto dos ganchos al hígado, un golpe de cabeza en mi pulmón. Por más rabia que reciba, por más señoritas que aplaudan mi resistencia, un cuervo me sacará los ojos.

 

     Round 4: mientras las empresas suman y suman maíz transgénico, mi grito es un cero en la plaza central. Mis piernas me levantan otra vez, me escabullo, zigzagueo, al agacharme al estirar mi puño, al crecer en su hombro con un jab, estoy golpeando mi holograma en la diversión del auditorio, ¡estoy siendo transmitido en cadena nacional!

 

   Round 5: un poco de agua para rejuvenecer la fuerza, un poco de anestesia para la comercialización del agua, un pleito en la fila seis para mantener el noticiero, otra caída para la producción de vendas, otra cirugía para el cine. Existo en la maquinaria del mercado.

 

   Round 6: harán de mis heridas postales para el auditorio. Todos los vendedores, los carpinteros, todos los indigentes, los constructores, el presidente firmando mi próxima función con un corredor de bolsa reverberan en la sangre de mi oído.

 

   Round 7: los monasterios oran por mi rescate. Ya me es imperceptible tanta ráfaga. Mi tentación es bajar del ring, abrazar a mi oponente, entregar los guantes al museo de la paz. Desvanezco en la sombra de mi sombra, en la sombra de un apostador y entre tanta sombra, una moneda rueda en la penumbra de los críticos de box. Abran la puerta del coliseo, voy a escapar del mundo por medio de una oración. No le sorprenda a nadie si vuelvo a caer, si mi sangre es usada para lavar el teatro de los hombres.

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Hugo de Mendoza (Guadalajara, México, 1976). Es poeta y editor. En 2002 fundó el colectivo Literagen. En 2009 editó la revista de crítica literaria El Golem. Ha publicado los libros de poemas Danzar del Agua (2009) y 34 Episodios de Piscis (2010). Ha impartido talleres de creación literaria en escuelas secundarias. Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués. Coordinó los ciclos de Crítica de la poesía y narrativa en México y dirige encuentro de poetas Vértice en el Tiempo. Director editorial de la Revista El Golem.

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