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El Zombi

 

Por Por Joel Molina

El primer zombi comenzó a comerse a sí mismo, mordía su propia carne, en proceso constante de regeneración, ¿podés imaginar un olor tan desagradable?, lo pútrido más el sudor de un hombre...un animal. Nosotros eso fuimos. Pero ya no, y la diferencia es que tenemos certeza de esa animalidad. Todo esto nos remite al mismo asunto, el que tratábamos antes de discutir sobre los animales, perdón, quise decir, las personas.

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¿El cómo del primer zombi? Preciso es hacerse otra pregunta, o reformularla, orientarla hacia el posteriori…¿Qué pasa con nosotros los zombis? ¿No sigue siendo animal el hecho que comamos cerebros? A pesar qué esto provocó que alcanzáramos la panacea universal, la cumbre del intelecto, reflexión y sapiencia, qué consiguiéramos la comprensión de todo misterio, el nec plus ultra, demostrándonos que desde un inicio, el único sentido, el quid de todo, era la degradación, la inversión, el cero a la izquierda en la recta numérica; preciso es que lo dibuje…la idea ya conocía adeptos, creo que desde siempre todos los animales y organismos de cualquier reino lo saben, es una verdad evidente, una aeternae verita, un principio inconcuso, no es que tenga ideas religiosas, dada nuestra secularidad post-apocalíptica, pero yo sí la acepto como mi señora y destructora…¡Salve oh inminente y omni-impotentísima Entropía!…Sin embargo ustedes no aceptan que ella nos liberó…ella tiene las llaves de la muerte y nos abrió sus puertas; es una alabanza a su gloria, todo el mecanisismo, determinismo y fatalidad del sistema de cosas, ustedes olvidan que fue por Ella que ahora nos arrastramos en la tierra y la poseemos en heredad, se olvidan que antes de esta plenitud existía la pérfida vida, el cero a la derecha. Lo que no acepto es cualquier clase o intento de generalización, totalización, o fundamentalismo absolutista. Necio relativizador, no te das cuenta que es vano el intento de relativizar desde este plano de no existencia, la relatividad es algo propio de lo que se llama vida, la muerte es bella, absoluta, total, consecuente y suficiente en sí, por sí y para sí misma. ¿Y porqué entonces seguimos necesitando de la vida? Te das cuenta del grado de tu blasfemia…no existen las dualidades, ni las oposiciones binarias, ni las simbiosis…no es que necesitamos de la vida, todo lo contrario, nos imponemos a ella, lo que necesitamos es continuar muriendo, persistir a la izquierda del cero. ¿Y porqué entonces, según la historia de la perdición, la serpiente se mordió a sí misma, tragándose su cola, en lugar de morder a la mujer en cinta que subió al árbol para escapar del primer zombi? El sistema de cosas es una recta, no es un círculo, la idea del ciclo fue parte de lo que dejó de ser y ya no es más: el tiempo…las cosas, ahora desde la eternidad, se miden conforme y según a otra perspectiva, es otra dimensión, única en profundidad, sólo el espacio queda…el ciclo es una idea estulta, hace pensar en la vida, en la renovación. Entonces porqué alimentamos esta eternidad con los vivos…porqué necesitamos su carne en función de nuestro catabolismo…porqué cuando necesitamos un ojo lo arrancamos de un hombre vivo y lo colocamos en la propia cuenca, para que al cabo se pudra y pueda ser de nuestra utilidad y beneficio. Cuanta necedad la tuya…lo que decís raya en la biofilia. Vos nunca lo has sentido…el recuerdo de que, mientras fue el tiempo, vos...vos mismo estabas vivo, y al colocarte ese ojo en tu cuenca, esa mano en tu muñón, ese corazón en tu pecho, al oler flores y deglutir espesos batidos de cerebro, sustraídos de jóvenes con ideales…¿No sentís entonces la necesidad por más vida?…Es mejor que diga la verdad: yo no creo que la Entropía haya nacido muerta. Es que estás pensando con lógica, por favor, tené cuidado con lo que vayas a decir, apelo a tu sinrazón. El sólo hecho de pensar que la destrucción vino al mundo del seno de una mujer que no estaba viva me parece absurdo…para haber dado la muerte era preciso que ella misma estuviese viva…es entonces, para mí, primero el zombi, después la Entropía…era preciso que el primer zombi sucumbiera ante la tentación de morder a la mujer en cinta, que la siguiese hasta su refugio prístino en la copa de una árbol...y la mordiera, mordiendo así a la fruta de su vientre…naciendo primero viva, por eso creció, fue a la edad de treintaitrés años que alcanzó el perfecto grado de putrefacción, a esa edad fue bautizada con la cadaverína. Como confundís las cosas, así no fue como pasó...la Entropía nació de una mujer muerta…la serpiente la mordió cuando ella dormía plácidamente a la sombra del árbol, estaba en cinta, murió por veneno…la fruta de su vientre, la Entropía, vino a la oscuridad una vez que el cuerpo de su madre terminó de podrirse…primero fue la Entropía, después fue el zombi…desde siempre ha sido la Entropía, todo el sistema de cosas se basa en esto…en el principio era la Entropía y la Entropía pudrió la carne…la Entropía es inevitable, es inefable, es fatal y es tríada: la Muerte Madre, la Entropía Hija y el Cero Absoluto. Yo no creo en el Cero Absoluto…y sí, sí creo en el ciclo y en el principio de contradicción…creo que la vida engendra muerte y que la muerte engendra vida. Demostrámelo, tenés que darme sendas pruebas. Por ejemplo, los gusanos que se crean en nuestro cuerpo por generación espontánea…mi carne muerta sirve para otorgar vida al gusano que de mi come…es la necrocomunión…la segunda, la Entropía vivió y antes de ofrecerse a la muerte victoriosa, compartió con los doce zombis su propio cuerpo, bueno, las partes que le quedaban con vida…este es y será el acto más grande de necrocomunión realizado por cualquier zombi que se haya arrastrado por la faz de la tierra, y para haberse dado era preciso que la Entropía tuviese vida, bueno, al menos en parte…la muerte perpetua llegó a través de una mujer viva. Contemplá a hombres y mujeres…qué son ellos sino mortalidad en potencia…son nuestro alimento, por eso los cultivamos…paradójico, ¿verdad?, literalmente ahora son plenos y completos animales de granja…asignamos a ellos la sinrazón, gracias a que, por la imponente Entropía, nosotros, los elegidos, la raza zombi, hemos recibido el cerebro nuestro de cada día, ha sido así por largas genealogías humanas…comernos una parte de su cerebro, la logotímica, y luego reproducirlos, para que la siguiente generación sea más estúpida que la anterior; de ahí la certeza de su total animalidad…por eso ofende tan profundamente el hecho y ejercicio de recordar…anatema sea quien se permita vivir a partir de antropogóricos recuerdos, nosotros no somos animales…basta de discusiones…a cuál nos comemos. Lo siento, pero perdí el apetito.

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Joel Molina (Managua, 1990). Editor y realizador audiovisual, graduado en Filología y Comunicación. Ha cursado talleres impartidos por escuelas de cine como Casa Comal en Guatemala y la Universidad Veritas en Costa Rica. Clasificó  para el Talent Campus del 28º  Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en el rol de editor. Es miembro del colectivo Cierto Güis Producciones. En 2012 co-dirige el medio-metraje ficción RuteadoS. En 2013 realiza la cinematografía y montaje del corto ficción El Aborto de un Pensamiento, ganador del premio Generación INCINE. En 2014 dirige el cortometraje experimental Vano Urbano, selección oficial en el XVII Icaro Festival Internacional de Cine. En 2015 realiza el montaje del videoclip Enano Cabezón, premio a mejor video musical en el Feel The Reel International Film Festival, Glasgow, Reino Unido. Ha publicado un par de cuentos en Carátula, revista cultural centroamericana y en Álastor. 

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